El trabajo en flujo digital es ideal para los tratamientos de rehabilitación sobre implantes, ya que nos permite trabajar desde el mock-up inicial hasta la prótesis final, en el mismo diseño, que iremos modificando y optimizando a lo largo de las diveras fases.
Uno de los dilemas a los que nos enfrentamos se refiere a la elección del material idóneo para la prótesis provisional monolítica. Si bien el material más habitual es el PMMA, considerando todos los factores a los que nos enfrentamos podemos valorar tres materiales (Eso sí, siempre fresados, ya que, en el momento actual, los materiales impresos todavía no alcanzan los niveles necesarios de ajuste o resistencia).
PMMA. El todoterreno.
El PMMA nos proporciona unas características muy apropiadas para muchos de los casos. La apariencia estética del material una vez pulido es muy interesante, y el empleo de discos con gradación de color ayudan a aportar naturalidad. Todo ello a un coste muy interesante. Sus limitaciones tienen que ver con la resistencia, bien en determinados perfiles de pacientes, o cuando el tratamiento provisional va a prolongarse más allá de 3 meses. Por ello, desaconsejamos su empleo en bruxómanos o en provisionales de larga duración, y siempre evitando o limitando al mínimo los cantilevers.
GRAFENO. Para los exquisitos.
Conjuga las características estéticas notables del PMMA con una resistencia mecánica tres veces superior, los que nos permite emplearlo en pacientes parafuncionales y en prótesis provisionales de muy larga duración. Ojo, esto no significa que sea irrompible: hay que tener cuidado con los cantilevers sobre todo en prótesis provisionales pensadas para el largo plazo. Su hándicap es el coste, superior al del PMMA convencional.
POM. Lo aguanta todo.
El acetal es quizá el mejor material para los provisionales de carga inmediata, ya que gracias a su gran resistencia, lo podemos emplear con confianza en casos en los que vamos a mantener la prótesis muchos meses o en aquellos pacientes que pensemos que van a someter a la prótesis a un superior castigo mecánico. Además el moderado coste del material es también un factor favorable. Su punto débil llega desde el punto de vista de la estética: es un material muy opaco, lo cual puede ser problemático en determinados pacientes muy preocupados por la apariencia. Pese a ello, siempre que logremos que el paciente acepte esta particularidad en pro de la estabilidad de la prótesis (tan importante en este momento del tratamiento en que los implantes están en plena fase de integración), podríamos considerarlo nuestro material favorito por la resistencia mecánica que nos aporta sin aumentar el coste.